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El proyecto “Estado Mayor Central”: un intento de unificación disidente

El 13 de marzo de 2023, el presidente Gustavo Petro anunció que el Estado Mayor Central (EMC), una facción disidente de las extintas FARC liderada por ‘Iván Mordisco’, participaría en una negociación política, en el marco de la Paz Total. Este anuncio refleja la evolución gradual de esta facción desde su separación del proceso de paz con las FARC en 2016.

Seis años más tarde, el EMC[1] —autodenominado FARC-EP— es ahora la facción disidente más consolidada, con alcance nacional gracias a un eficiente esquema de coordinación interregional. Además, ha adquirido una significativa capacidad militar y ejerce gobernanza y control sobre diversos territorios, con consecuencias humanitarias significativas.

Con miras a la posible instauración de la mesa formal de diálogo, es necesario tener una comprensión más profunda de la verdadera naturaleza y significado de este grupo en todas sus dimensiones. Esta investigación de la FIP busca proporcionar una interpretación de un fenómeno de gran complejidad que a menudo resulta difícil de analizar debido a su constante evolución y las numerosas transformaciones que experimenta en respuesta a las acciones del Estado, la competencia por el control de territorios y su deseo de consolidación territorial y proyección a nivel nacional.

¿De dónde sale el EMC?

Es una amalgama de estructuras que cuentan con diversos orígenes y motivaciones: surgió de mandos importantes de las extintas FARC que se apartaron del proceso de paz o salieron poco después de la firma del Acuerdo. De manera paralela, entre 2017 y 2018 se conformaron otros grupos disidentes con firmantes del Acuerdo y sectores de milicianos desencantados o que no vieron incentivos para continuar en su proceso de reintegración.

El EMC pasó de un estado de dispersión de estructuras disidentes a la coordinación, y actualmente está en un proceso de unificación. ‘Gentil Duarte’ e ‘Iván Mordisco’, dos comandantes que se apartaron del proceso de paz, idearon el proyecto de coordinación de las disidencias desde 2018, cuando empezaron a enviar emisarios a diferentes regiones del país (Cauca, Nariño, Catatumbo, Arauca y Antioquia) con el objetivo de ampliar su influencia territorial y ganar injerencia en zonas clave.

La coordinación se volvió más evidente a partir de 2019. Aunque, más que un grupo homogéneo y jerárquico, era una federación de grupos disidentes con una comunicación fluida y una coordinación relativamente exitosa. Más que un mando unificado, había un cogobierno y autonomía casi total a nivel regional y local. Desde el 2023, bajo el contexto de Paz Total, se está fortaleciendo internamente: todos los comandantes pudieron reunirse y conformaron escenarios de toma de decisión colectiva.

Si bien el surgimiento y motivación de estas estructuras es diverso y trasciende una lógica netamente económica, el crecimiento y fortalecimiento del EMC sí está estrechamente relacionado con los recursos financieros de economías como el narcotráfico, la extorsión y la minería ilegal.

Al igual que su origen, la comandancia del EMC, de los frentes y de las columnas móviles, tienen perfiles diversos. Hay desde disidentes con amplia experiencia y liderazgo dentro de las FARC, hasta comandantes con poca trayectoria guerrillera que tomaron cargos de dirigencia en las estructuras disidentes.

Los bloques Jorge Suárez Briceño y Suroriental concentran gran parte de los mandos con experiencia y trayectoria. El Bloque Magdalena Medio tiene perfiles con menos experiencia, aunque hay jefes de milicias. En el Comando Conjunto de Oriente el perfil es más de excombatientes excarcelados. Esta heterogeneidad se intensifica en los niveles más bajos y locales de comandancia, con mandos cada vez más jóvenes, con poco adoctrinamiento y experiencia dentro de la guerrilla.

El estado actual del EMC

El proyecto de unificación del EMC ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos tres años, logrando una incidencia nacional a través de su coordinación regional. Aunque es la facción disidente más consolidada, no alcanza el poder de las antiguas FARC. Se estima que actualmente tiene 3.545 miembros con influencia en 173 municipios de 22 departamentos, aunque su presencia varía en diferentes áreas del país.

A pesar de haber logrado articular a 27 de las aproximadamente 40 estructuras disidentes surgidas del proceso de paz con las FARC en cinco bloques regionales, el EMC sigue siendo una amalgama de estructuras con diferentes intereses y modos de operar. Hay coordinación y comunicación pero no se percibe un mando y control unificado en su organización ni directrices conjuntas en todas sus estructuras. El EMC se asemeja, más bien, a una federación de grupos con diversos grados de articulación y una gran autonomía en su funcionamiento a nivel territorial.

Los bloques regionales

Bloque Comandante Jorge Suárez Briceño (BJSB) y Bloque Suroriental: Son los bloques madre del EMC. Sus comandantes ‘Gentil Duarte’ e ‘Iván Mordisco’ idearon el proyecto de unificación y fueron los primeros en tomar distancia del proceso de paz en 2016. Su crecimiento ha sido tal que se puede decir que retomaron el control de uno de los bastiones de las antiguas FARC: el sur del país. No son estructuras muy activas militarmente y su fortalecimiento no ha estado marcado por disputas territoriales, sino por escenarios de cooperación entre los diferentes comandantes disidentes y coexistencia con otros grupos.

Bloque Occidental Comandante Jacobo Arenas (BOCJA): Antes Comando Coordinador de Occidente (CCO) a cargo de alias ‘Jhonier’, quien concretó la integración de nueve estructuras que operan principalmente en Cauca y Nariño, y con menor intensidad en el Valle del Cauca, Huila y Tolima. La coordinación entre sus frentes ha sido clave para el exitoso proceso de expansión del EMC en el suroccidente del país, por lo que son hoy uno de los bloques más influyentes.

Bloque Magdalena Medio Comandante Gentil Duarte (BMM):Opera en un corredor que conecta Catatumbo, sur de Bolívar, el Bajo Cauca y el norte de Antioquia. Su núcleo principal es el Frente 33 ya que concentra los líderes más importantes y coordina la expansión hacia Antioquia y Bolívar. Es uno de los bloques más importantes para el EMC porque aglutina a casi todas las disidencias que emergieron en el norte y centro-norte del país. Es el único que sostiene una relación cordial con el ELN y ha resultado útil para contener al Clan del Golfo en el norte del país.

Comando Conjunto de Oriente (CCOr): Es una de las estructuras que, a pesar de contar con una extensión territorial comparativamente menor a los demás bloques, ha sido protagonista de la violencia en el país, especialmente por su disputa con el ELN. Tiene dos núcleos principales que operan en Arauca y Casanare: los Frentes 10 y 28. Sus líderes se sometieron a Justicia y Paz y fueron liberados en 2017 gracias al Acuerdo de Paz: ‘Arturo Paz’ y ‘Antonio Medina’. Por esta razón, han sido blanco de ataques del ELN y la Segunda Marquetalia, al ser señalados de colaborar con el Ejército.

En cuanto a su composición, se ha señalado que el EMC es una organización disidente que nunca se acogió al proceso de paz con las antiguas FARC, por lo que se le otorgó estatus político por parte del Gobierno. Sin embargo, su pie de fuerza se compone de personas que no firmaron el Acuerdo de Paz, desertores que se rearmaron en medio de la implementación del Acuerdo y nuevos reclutas que nunca hicieron parte de las FARC.

Las formas de relacionarse con otros grupos armados obedecen a lógicas e intereses locales, por lo que los relacionamientos cambian sustancialmente en cada territorio. Con el ELN se disputan el territorio en Cauca, Nariño y Arauca, coexisten en Catatumbo y tienen alianzas para enfrentar al Clan del Golfo en Antioquia. Con la Segunda Marquetalia mantienen disputas en varias regiones del país, pero coexisten en Vichada. Y con el Clan del Golfo tienen confrontaciones en el norte de Antioquia y conviven en el Meta.

Las formas de control social y gobernanza cambian entre las estructuras y comandantes. Implementan manuales de conducta en todas las regiones, pero cambia el grado de severidad de los castigos y del involucramiento en los conflictos comunitarios. El tipo de relación con otros actores (dominio, coexistencia o disputa) determina, en gran medida, el uso de la violencia y las restricciones a las comunidades.

El EMC en la Paz Total: la apuesta política

A un año del inicio de diálogos exploratorios, el Gobierno acaba de formalizar la mesa de negociación con el EMC, tras superar obstáculos y escaladas de ataques en el suroccidente del país. Con la mesa instalada se reactiva el cese al fuego bilateral y el compromiso de respetar a la población civil. Además, habrá ocho misiones humanitarias para aplicar el DIH en diferentes regiones.

Hay dos asuntos clave de cara a la negociación. El primero es la imposibilidad de negociar con quienes pertenecieron a grupos ya desmovilizados, lo que afecta a muchos miembros del EMC y tiene implicaciones jurídicas. El segundo es la ambiciosa agenda temática que tocará aspectos del Acuerdo de La Habana como la dejación de armas gradual, la superación de las economías ilegalizadas, la concentración de la tierra y otros temas que requieren decisiones por parte del Gobierno sobre el alcance de esta mesa de negociación en el contexto de Paz Total.

Cualquier acción o decisión que se tome dentro de la negociación con el EMC afectará indudablemente las demás negociaciones, por lo que el Gobierno debe comenzar a tomar decisiones sobre qué tanto abarcará esta mesa y, de manera gradual, analizar si es conveniente colocar a la política pública y la estructura del Estado en múltiples tableros de negociación.

Claves de la negociación con el EMC

  1. La negociación debe partir de un buen entendimiento de lo que es y significa este grupo. El equipo negociador del Gobierno debe tener en cuenta que el EMC es heterogéneo en su composición y funcionamiento, que agrupa múltiples intereses, niveles de coordinación y subordinación, y que su organización interna aún se encuentra en construcción. Hay que tener en cuenta las contradicciones internas del grupo y los diferentes niveles de agresividad de las estructuras de cara al cumplimiento de acuerdos preliminares. No es menor que tengan firmantes del Acuerdo de Paz dentro de sus mandos y combatientes, lo que será un impedimento jurídico al que, hasta el momento, el Gobierno no ha logrado darle solución.
  2. La estructura interna del EMC no demerita su capacidad de daño. El EMC es una de las mayores amenazas para la seguridad de buena parte de las zonas rurales del país. Así lo demuestran los recientes ataques a la Fuerza Pública y los desplazamientos forzados masivos que provoca al enfrentarse con otros grupos armados.
  3. El EMC tiene en su horizonte continuar expandiéndose. Este grupo ingresa a la Paz Total en el máximo de sus capacidades operativas y de coordinación desde 2016. La forma descentralizada en la que opera, su autonomía local y capacidad de recomponerse rápidamente, le permiten adaptarse a las acciones de la Fuerza Pública. Tiene una clara intención de seguir expandiéndose, ya que a pesar de estar sentado en una mesa exploratoria para abrir una negociación de paz, consolidó nuevos frentes en el Huila y sigue invitando abiertamente por redes sociales a los habitantes a ingresar a sus filas.
  4. Negociar e implementar en medio de múltiples confrontaciones: El EMC está inmerso en la mayoría (87%) de las disputas territoriales que tiene Colombia. Este escenario representa por lo menos dos retos. Uno de ellos es cómo implementar lo que se acuerde con el EMC en zonas donde hay disputas territoriales, algo que limita y dificulta el cumplimiento de los posibles acuerdos. Esto también va a ser determinante a la hora de cumplir un posible cese al fuego.
  5. La negociación política será mucho más ambiciosa de lo que el Gobierno tiene proyectado: La sola iniciativa de negociar con el EMC ya es bastante controversial en el país, por cuenta de la simbología que implica volver a tener un proceso con antiguos miembros de las FARC (aunque esto sea parcialmente cierto). Como sucede con su dimensión territorial, la reconstrucción de una guerrilla similar a las FARC implica recuperar el prestigio político. Su faceta sociopolítica se ha fortalecido en los últimos años con el dogmatismo de sus líderes más importantes, quienes califican al Acuerdo de Paz como insuficiente y no acorde a sus estatutos.
  6. El EMC aún sigue lejos de asemejar las capacidades que alguna vez tuvieron las FARC: Toda la trayectoria evolutiva del EMC no lo posiciona aún como un grupo similar a las FARC. Sus dimensiones —militares, políticas y económicas— siguen estando por debajo de las expectativas del EMC por recrear a las FARC.
  7. La negociación requiere legitimidad social y no basta con la buena voluntad de las partes: Si algo han demostrado los procesos recientes de negociación en el país, así como la forma en que la opinión pública recibe sus avances y resultados, es que la mera voluntad —e incluso el acuerdo completo para la terminación de un conflicto— no bastan para lograr la aceptación y legitimidad social de lo acordado.

Fuente: Fundación Ideas para la Paz

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